martes, 28 de abril de 2015

DIRECCIÓN


El día de la primera presentación de su película “Requiem for a dream”, basada en el libro homónimo de Hubert Selby Jr., Aronofsky esperaba una reacción negativa, o al menos de reacciones fuertes por parte de la audiencia, quiénes no lo decepcionaron, pues luego de las carcajadas iniciales por las advertencias del  director sobre lo chocante que podría ser, quedaron sin habla y en estupefacción al término de la presentación, al punto que Aronofsky se atrevió a preguntarles si se encontraban enojados, seguido por una sonrisa y un: “ después de leer el libro, sentí una especie de golpe de puño en mi plexo solar, más o menos por tres semanas. Sólo deseaba compartir eso con ustedes, chicos”.
Aronofsky con esta película buscaba mostrar lo profundo de las adicciones humanas, y la forma en cómo los seres humanos buscamos escapar de la realidad con las mismas; aunque durante la película nunca nombra drogas directamente (haciendo obvia referencia a la adicción, lo que él omite.) Es una película sin absolución para sus personajes, nadie se salva de las “cadenas” que sus vicios les imponen, y es precisamente eso, todo puede ser una droga.

Esta película surge en un momento en el cual, como director, estaba siendo presionado para hacer películas comerciales, habiéndose probado triunfador en el género independiente luego de “Pi”. No obstante, y con ganas de hacer películas comerciales, Aronofsky se topa con la necesidad de traer a vida este trabajo, en palabras que él explica como un “chasquido”, hoy lo tienes, y si no lo aprovechas, mañana no será igual; por lo cual terminó con un trabajo menos comercial pero que él considera con más “sentido”.

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